Job entiende la respuesta de Dios (Job 42)

Después de contemplar la asombrosa fuerza y la aterrorizadora fiereza de Behemot y de Leviatán; luego de confesar la incapacidad para cazarles, Job valora nuevamente las insondables profundidades de la sabiduría, majestad y omnipotencia de Dios.
Job reconoce el derecho de Dios de hacer lo que hace, aunque no lo dice, e inclusive de llegar al extremo de causar sufrimiento a una persona inocente. Así que lo que es nuevo acerca del conocimiento de Job es que “todo lo puedes” (Job 42:2) no es, como Job sabe, que Dios es Todopoderoso, sino que tiene un propósito inevitable en cualquier cosa que hace. El sufrimiento de Job tiene sentido para Dios, aunque Dios no se lo ha explicado ni justificado de manera alguna. El error de Job ha sido reclamar una respuesta al problema del sufrimiento, lo que equivale a meterse en un área que escapa a la comprensión humana: “dije cosas que no entendía, cosas demasiado maravillosas para mí.” (Job 42:3).
Job es reivindicado por Dios en Job 42:10–17, pero más importante para Job es el hecho de que por medio de su clamor pidiendo una confrontación con Dios se ha encontrado realmente “cara a cara” con Él. Que Dios haya roto el silencio y hablado con Job es mejor que cualquier reivindicación. La experiencia de Dios (“ahora mis ojos te ven” v. 5) trasciende el sufrimiento, el aislamiento y el sentido de injusticia tanto como trasciende la mera teoría de Dios (“de oídas había oído de ti” v. 5).
 

El llamado a Leviatán

El sufrimiento de Job le había motivado su llamamiento a Leviatán (Job 3:3-8) y Leviatán vino. Job no se dio cuenta inicialmente. Primero estuvo en la forma como se justifica a sí mismo, en los discursos de los tres amigos acompañados por Eliú y finalmente en la misma actitud de Job. El resultado de esta forma de pensar se puede ver en Job 31:36-37 donde Job afirma su integridad y se presenta como un príncipe que Dios tiene que respetar:

“Ciertamente yo lo cargaría sobre mi hombro, me lo ceñiría como una corona. Yo le daría cuenta de todos mis pasos; como un príncipe me presentaría delante de él.”

Dios responde al revelar en cual corte realmente Job está de servicio:

“[Leviatán] Menosprecia toda arrogancia y es rey sobre toda [¿príncipes?] otra fiera.” (Job 41:34)

Job inmediatamente comprende la respuesta de Dios. El Creador ha identificado al enemigo que había penetrado en las defensas de Job, sin haber sido percibido en lo más mínimo.
Es importante que Job se da cuenta que la intervención de Dios no es ante todo para corregirle de sus errores (aunque Dios lo había hecho), tampoco para revelar la naturaleza de “el satán” de sus amigos (que también lo había hecho), sino para agarrarlo como una posesión estimada del fuego; de las mismas mandíbulas de Leviatán y ¡su propia destrucción!
Job entiende que Dios le ha salvado. Job puede sentirse en comunión con Dios y muy estimado por El. Por eso comprendemos porqué su respuesta es así:

“¿Quién es el que, falto de entendimiento, oscurece el consejo?”. Así hablaba yo, y nada entendía; eran cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Escucha, te ruego, y hablaré. Te preguntaré y tú me enseñarás. De oídas te conocía, mas ahora mis ojos te ven.” (Job 42:3-5)

y añade:

“Por eso me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza». (Job 42:6)

Esta última línea es un poco difícil de entender especialmente después de “celebrar” que ha logrado la comprensión del carácter bondadoso de su Creador.
 

¿De qué se arrepintió Job?

Vamos a considerar una explicación de esta última declaración de Job. Pero primeramente empezamos con una pregunta: Si Behemot y Leviatán son personificaciones del mismo rasgo ¿por qué son presentadas como dos bestias distintas? Buscamos una respuesta en la Biblia y encontramos el momento cuando Faraón tuvo dos sueños:

“siete vacas flacas y siete vacas gordas, y siete espigas llenas y siete espigas menudas” (Génesis 41:1-7).

José manifiesta explícitamente que Dios tiene solamente un mensaje para comunicar por medio de los dos sueños (Génesis 41:25). La razón está en Génesis 41:32:

“Y que el faraón haya tenido el sueño dos veces significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.”

Podemos entender la forma de la visión acerca de Behemot y Leviatán. Las dos visiones llevan el mismo mensaje. Solamente la Palabra de Dios puede dominar el orgullo humano. Según la explicación de las Escrituras hay dos visiones porque Dios ha decidido con firmeza que traerá juicio sobre la bestia y lo hará pronto. En el próximo versículo (Job 42:7) se pronuncia el juicio contra la bestia:

“Aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz, el temanita: «Mi ira se ha encendido contra ti y tus dos compañeros, porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora, pues, tomad siete becerros y siete carneros, id a mi siervo Job y ofreced holocausto por vosotros. Mi siervo Job orará por vosotros y yo de cierto lo atenderé para no trataros con afrenta por no haber hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job». (Job 42:7-8)

Encontramos información adicional para entender que Behemot y Leviatán constituyen la misma bestia. Está en la declaración de Dios con respecto a su supremacía. Dios les presenta a ambos como la bestia “Número 1”:
Behemot: “Él es el primero entre las obras de Dios, y solo el que lo hizo puede acercar a él la espada.” (Job 40:19)
Leviatán: “Menosprecia toda arrogancia y es rey sobre toda otra fiera.”
Pero Leviatán es más fuerte que Behemot. ¿Cómo lo sabemos? Job 40:18 describe a Behemot:

“Sus huesos son fuertes como el bronce y sus miembros como barras de hierro.”

Pero con respecto de Leviatán afirma:

“Para él, el hierro es como paja y el bronce como madera podrida.” (Job 41:27)

Sin dudar de la interpretación que Behemot y Leviatán simbolizan el orgullo humano, es posible identificar una progresión dentro de las dos representaciones de las bestias. El foco de Dios, en primer instante, está en Leviatán descrito en 34 versículos que son completamente superiores a los 10 versículos que describen a Behemot. Entonces descubrimos la progresión de las nueve bestias físicas (Job 39) de Behemot a Leviatán.
El crecimiento del foco hacia Leviatán está subrayado por otros mecanismos sutiles.

  • En el primer discurso Dios presenta bestias plurales de nueve especies (Job 39).
  • En el segundo discurso, en un plan espiritual, refina el análisis a bestias plurales de una especie Behemot (Según Strong H930: es un sustantivo plural pero realmente es singular).
  • Finalmente Dios pone el foco en una especie, la bestia Leviatán, el centro de su revelación a Job.

Hay también una tercera progresión poniendo el foco en Leviatán y concerniente a la relación de las bestias con el mar (el mar es la fuente del orgullo según Job 38:8-11).
Ninguna de las bestias en el primer discurso son del mar (5 son mamíferos, 4 son aves).
Behemot es anfibio, es decir del mar y de la tierra. Leviatán es del mar y más peligrosa que Behemot. Siendo vegetariana, Behemot no es una cazadora. Al otro lado, Leviatán es hostil. En las dos bestias están las facetas del orgullo humano, pasivo y activo, con las características sutiles y agresivas.
 

Ahora la pregunta del arrepentimiento

¿De qué se “retracta” Job (v. 6)? ¿De qué se “arrepiente” (v. 6)? No puede ser de algún pecado, porque sabemos desde el principio que Job no es pecador; puede arrepentirse únicamente del lenguaje extremo que ha usado por su ignorancia. Quizá sea mejor tomar la palabra traducida retracto como “derrito”, o sea: “Me derrito hasta la nada”, el sentimiento de una criatura ante su Creador, y arrepiento como “reconforto”, es decir: “He sido reconfortado, aunque todavía esté sentado sobre polvo y cenizas” (Job 2:8). Job todavía sufre, todavía se encuentra sobre el montículo de cenizas, pero su amargura ha sido aliviada y su tensión resuelta por su encuentro con Dios.
Job se arrepintió de su orgullosa rebelión, de su pertinaz insistencia para que Dios le contestara de acuerdo con su manera de ver la situación y de haber intentado corregir los caminos de Dios. Job, pues, admitió haber pecado por causa de su sufrimiento, pero no sufría por haber pecado.
 

Reivindicación delante de los amigos

En esta escena irónica, Jehová recalca a los amigos que es Job, no ellos, quien ha sido verdaderamente “mi siervo” (¡lo repite cuatro veces!), y que es Job, y no ellos, quien “ha hablado lo recto acerca de mí” (v. 7). Los que se habían sentido superiores a Job son los que ahora necesitan ser perdonados; y Job no sólo es reivindicado delante de ellos sino que se convierte en su defensor. Job funciona como un sacerdote (¿según el orden de Melquisedec?) en su oración por ellos.
 

Reivindicación pública

Job ya ha sido reivindicado ante los ojos de sus amigos, pero ante los ojos de sus parientes y conciudadanos la señal de su reivindicación por parte de Dios debe ser la restauración de sus bienes. Son restaurados en doble porción (vs. 10–13); quizá eso signifique compensación por la pérdida inmerecida que había sufrido Job (Éxodo 22:4).
El consuelo que Job ha recibido de su encuentro con Dios se ve aumentado por el consuelo que recibe de sus parientes (v. 11). Los regalos de dinero y de pendientes de oro (v. 11) son muestras de estima más que obsequios para restaurar su riqueza, porque él ya había prosperado (v. 10).

“el postrer estado más que el primero” El primer estado
Ovejas 14000 7000
Camellos 6000 3000
Yuntas de bueyes 1000 500
Asnas 1000 500
Hijos 7 7
Hijas 3 3

¿Tiene alguna importancia el nombre de las tres hijas? ¿Se refieren a algo o a alguien? ¿Es una forma de llamar la atención sobre las bendiciones especiales proporcionadas a Job en sus postreros días?
Jemima: “paloma”
Cesia: “perfume”
Keren-hápuc: “botella de tinte usado para el embellecimiento de ojos.” – “Resplandor, resplandeciente”. Pero, ojo: no había necesidad de aplicar cosméticos.

Tenemos la sensación de que a través de los nombres de las hijas se pretende decirnos algo.
¿No es un recuerdo de la experiencia de Job?Jemima: “paloma”. Dios reemplazó la oscuridad por la luz. Dios trajo la paz en medio de la confusión.
Cesia: “perfume”. Dios reemplazó el hedor de la miseria con la fragancia de la victoria.
Keren-hápuc: “resplandeciente”. Dios reemplazó el dolor de Job con la gloria de Dios.Los creyentes del siglo XX1 tenemos una razón para dar alabanza a Dios porque podemos ver la relación de los nombres de las hermosas hijas de Job con la consagrada vida de Jesucristo:La paloma: “Y Jesús, después que fue bautizado, subió enseguida del agua, y en ese momento los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él. Y se oyó una voz de los cielos que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia».” (Mateo 3:16-17).
El perfume: “Y le hicieron allí una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.” (Juan 12:2-3).
El “resplandor” – “Él, que es el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” (Hebreos 1:3).

¿Por qué no había duplicado los hijos e hijas? Sugerencia: ¿Es una de que tendrán que esperar la resurrección para recibirlos otra vez?
 

Finalmente, ¿Qué decimos?

Hemos considerado al siervo excelente del UNO que no tiene siervos. Podemos ver a un Padre quien provee, y que inclusive puede lograr la salvación dondequiera que El trabaja.
A veces Su trabajo es desconocido y Su naturaleza amorosa es evidente.
A veces, como en el drama de Job, vemos aquellos caminos desesperados hacia la salvación. En aquellos caminos, Jehová extiende Su mano a aquellos apresados en la impetuosidad del mar profundo de la bestia feroz y casi invencible, Leviatán.
Este no es un camino fácil hacia la salvación. El precio del sacerdocio de Melquisedec es verdaderamente alto. Pero Jehová no ha desestimado a Job el hombre recto y el ha obtenido la salvación que buscó. Durante siglos, Jehová ha tolerado con mucha paciencia a quienes han hablado mal de Él precisamente porque de esta manera se inicia esta ruta hacia la salvación para todos los demás y para nosotros también. Creemos en un Dios asombroso y somos privilegiados al disfrutar de Su paciencia y misericordia manifestada en Su Hijo unigénito, nuestro Salvador, Jesucristo.
 

En resumen

En el prólogo (Job 1-2), Dios actúa recíprocamente con “el satán”. El tema es cómo se comporta el hombre justo.
En el debate (Job 3-31) “el satán” actúa recíprocamente con el hombre justo. El tema es cómo Jehová se comporta. Con el hombre justo (inicialmente por medio de un hombre enviado para enderezar el camino). El tema es cómo Leviatán, “el satán”, se comporta.
El epílogo (Job 42), donde los tres partidos impactan y la conclusión del asunto es revelada. El hombre justo habla lo concerniente a Jehová y a sí mismo. ¡“El satán” no tiene nada que decir!
 

Punto de reflexión

¿No te has fijado en mi siervo Job?
¿No habéis hablado de Dios lo recto, como Job?
En vez de dar con la cabeza contra la pared en desesperada frustración, podemos aceptar con entereza los designios de nuestro Señor, sabiendo que Su gracia es suficiente (1 Corintios 12:9), que Sus caminos son perfectos (Salmo 18:30) y que, tal como aprendió Job, El es “muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:11).

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Bibliografía