La historia de Abimelec se incluye entre los jueces para revelar las lecciones espirituales relacionadas con la vida de un hombre ambicioso, vanidoso, autosuficiente y aventurero, quien tuvo un fin vergonzoso. Fue un usurpador, no un juez escogido divinamente. A lo largo del capítulo 9 al padre de Abimelec se le llama Jerobaal. El nombre nos recuerda que los siquemitas se han apartado radicalmente del ejemplo de aquel que contendió con Baal.
El libro de Josué no dice que Siquem fuera capturada por Israel, pero fue designada ciudad levítica (Josué 20:7; 21:21). Posiblemente Israel hizo un tratado de paz con Siquem, en vez de conquistarla, Siquem se unió a Israel, aceptando el pacto con Jehová. Esto explicaría la población cananea (Jueces 9:28) y la influencia pagana en la ciudad.
Lea Jueces 8:34 a 10:6 e identifique donde Jehová está mencionado por su nombre.
Para ayudarnos entender lo que pasa con la historia de Abimelec hay que considerar el significado de la frase que encontramos dos veces en Jueces 9:16 y 19: “…con verdad y con integridad…” Debe ser una característica del pueblo de Dios pero el arruinado de esos valores en los capítulos anteriores conduce a un colapso completo en el capítulo 9.
Jueces 9:1-6. Abimelec hecho Rey ( “verdad e integridad rechazado”).
Gedeón ahora estaba muerto, pero el haber tenido un hijo con una concubina causó problemas para toda la nación e hizo que muchos fueran probados y hallados faltos.
Abimelec, cuyo nombre significa “mi padre un rey”, se aprovechó de la petición de los israelitas a Gedeón, su padre, de que reinara sobre ellos (Jueces 8:22). Fue a Siquem, donde vivían sus hermanos y parientes maternos, y les pidió preguntarle al pueblo qué prefería:
- ser gobernado por los setenta hijos de Gedeón (o Jerobaal), o
- por él, que era hueso y carne de ellos. Su madre, la concubina de Siquem, posiblemente era cananea, así como la mayor parte de esa ciudad.
El resultado: “el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec”.
Siquem estaba situada en un paso estratégico en el centro de Canaán, asociado con Israel desde los tiempos de los patriarcas, pero con una población mixta de cananeos-israelitas (Génesis 12:6–7; Josué 24). Los de Siquem aun le proveyeron setenta ciclos de plata del templo de Baal-berit, con los que contrató a malhechores que le ayudaron a matar a sus hermanos de padre que vivían en Ofra (vs. 4-5). Sólo logró escapar Jotam el menor. Matarlos “sobre una misma piedra” (v. 5) implicaba primero capturarlos y luego ejecutarlos uno por uno. “Sobre una misma piedra” (v. 5) indica una ejecución pública en masa.
“Milo” (v. 6) significa “relleno” (es decir, una colina artificial, “casa de la colina”) probablemente era una fortaleza en o cerca de Siquem. La encina que está al lado de la piedra ritual era un árbol sagrado junto a una piedra fija asociada con la adoración semi-pagana de los de Siquem (Deuteronomio 16:21-22).
La casa de Milo (v. 6 Bet-Milo significa “casa de relleno”) fue un lugar o plataforma sobre la que se construyó un santuario o torre cananea. El pilar era como el que Josué alzó cuando renovó el pacto con Israel, en Josué 24:1-27.
El camino de la ambición para el liderazgo
- Animar a los simpatizantes (v. 3).
- Contratar a los asesinos (v. 4).
- Acabar con la competencia (v. 5).
Es el proceso de egoísmo y el engaño que culmina en la crueldad.
“Los señores de Siquem” no serían todos los que vivían allí, pues el capítulo distingue entre “los señores de Siquem” (v. 39) y “el pueblo” (v. 42), y entre los señores de Tebes y la demás gente de esa ciudad (v. 51). Sobre el uso de la expresión “señores de la ciudad X”, comp. también los vv. 6, 7, 18, 20, 23–26, 46, 47; 20:5; Josué 24:11; 1 Samuel 23:11, 12; 2 Samuel; 21:12. Tal vez eran todos los varones padres de familia que poseían terrenos, y constituían la asamblea de la ciudad. (Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 4)
Los hombres de Siquem escogieron como rey a Abimelec. No consultaron a Dios si ellos debían tener rey o no, y mucho menos quién debería ser. Por sobre todo, debemos temer y velar contra el pecado, pues nuestra conducta inicua puede producir efectos fatales en nuestra familia.
Jueces 9:7-20 ¿Quién es digno de reinar? (“verdad e integridad” recordada)
A Jotam le corresponde vengar la sangre de sus hermanos, pero no puede atacar directamente a los asesinos. Por lo tanto, los maldice, en efecto encargando a Dios la venganza. Expresa su maldición por medio de una fábula (un cuento moralizante en que los personajes son plantas o animales con características humanas). En la fábula de Jotam los personajes son árboles (2 Reyes 14:9, 10).
Jotam estaba seguro de que Abimelec y los siquemitas no se mantendrían fieles a sus votos, ya que habían sido desleales a la familia de Jerobaal. Por lo tanto, llama a Dios a ser testigo de los votos y a ejecutar la maldición cuando éstos se rompan.
La distancia entre el monte Gerizim y Siquem es corta (v. 7). Estaba al sudoeste de Siquem. El monte Gerizim se alza como una pared afilada de roca unos doscientos setenta y cinco metros sobre Siquem, el cual está situado en el valle abajo. Jotam hizo llegar su voz fácilmente hasta los que estaban en la ciudad.
Las reacciones de los árboles nos dan las siguientes lecciones:
- Los que eligen un líder tienen una gran responsabilidad (vs. 8–14).
- Cada ser humano tiene una función, de acuerdo con su temperamento y talentos.
- Algunos son llamados para dirigir; otros para cumplir con otras funciones.
Los líderes tienen que sacrificar metas personales para servir bien a los demás.
- Para evitar el conflicto de intereses.
- Para poder juzgar en forma justa.
Los líderes ineptos tienden a competir más por los puestos mayores.
- El olivo, la higüera y la vid no quisieron dejar su función natural para hacer algo que no concordaba con su naturaleza.
- La zarza estaba dispuesta a reinar, aunque no tenía dones para hacerlo.
Punto de reflexión
Esta parábola nos enseña mucho acerca de la necesidad de comprendernos a nosotros mismos, nuestros talentos, defectos y nuestro propósito en la vida. Podemos meternos en lugares que no aprovechan nuestros talentos. Los resultados pueden ser trágicos.
La bendición prometida por el rey zarza es absurda. Imaginar a los árboles frondosos buscando refugio en la sombra exigua de la zarza da risa. La maldición, en cambio, se tiene que tomar en serio, ya que la zarza se enciende fácilmente (Éxodo 3:2, 3; 22:6) y puede poner en peligro todo un bosque. Así que, aunque los árboles fueran leales, el rey zarza no les podría traer ningún beneficio, pero si son desleales, les espera destrucción completa.
Jotam subraya la magnitud de su crimen al puntualizar que fueron 70 hijos a quienes mataron, y que lo hicieron sobre una misma piedra. A Abimelec le llama hijo de la criada de Jerobaal, recalcando así que su madre no fue esposa plena del héroe israelita (Jueces 8:31). Señala que no ungieron a Abimelec porque era hijo de Jerobaal, sino porque era de Siquem.
“Jotam escapó y huyó se fue a Beer” (v. 21) sencillamente significa “pozo” y se encuentra en muchos nombres de ciudades de este período (Beerseba, “pozo de siete” o “pozo del juramento”; Génesis 21:31). Se desconoce la localización de esta “Beer” en particular.
Jueces 9:22-49. Los frutos de la rebelión (.“…verdad e integridad…” abandonada)
El gobierno de Abimelec fue corto, no más de tres años (v. 22). Pero sin duda fueron tres años demasiado largos para aquellos que tuvieron que sufrirlos. Como todos los tiranos, su habilidad para imponer su gobierno dependía grandemente de la lealtad de un grupo interno relativamente pequeño, que permanecía para beneficiarse de ello.
Jueces 9:26. “Gaal” y “Ebed” significan “aborrecimiento” y “esclavo, siervo”, respectivamente. Será por estos significados peyorativos que el autor repite “hijo de Ebed” cada vez que menciona a Gaal en Jueces 9:26–35. “Ebed” puede ser una deformación de “Obed”.
Qué motivos de queja tuvieron inicialmente los ciudadanos de Siquem, no lo sabemos, pero su conflicto con Abimelec se agudizó con la llegada de Gaal, quien se presentó como una alternativa atractiva (v. 26). La caída de Abimelec sigue el modelo clásico:
- Descontento general,
- los principios de oposición organizada,
- la emergencia de un líder rival,
- guerra civil a gran escala con sus inevitables horrores, y finalmente
- la muerte del tirano y la dispersión de sus seguidores.
“Envió Dios un espíritu de discordia” (v. 23) fue usado por Dios para juzgar a Abimelec. Dios no es malo, pero los poderes malignos están sujetos a su control (1 Samuel 16:14; Job 1:12).
Jueces 9:26-33. El primer día: la presunción de Gaal.
No se nos dice quién era Gaal, pero la implicación es que era un mercenario a quien los gobernantes de la ciudad de Siquem confiaron que les ayudara para destronar a Abimelec.
Jueces 9:27-28. Así, con su confianza puesta en Gaal, se emborracharon y entraron en la casa que habían construido para su dios pagano. Aparentemente este era un festival de cosecha de uva en que se hacían ritos paganos.
Gaal criticó públicamente el gobierno de Abimilec. Su manera de plantear la situación fue muy efectiva. Fue un desafío con el cual retó al rey. Gaal aviva las llamas de la revuelta contra Abimelec y contra Zebul, el gobernador de la ciudad nombrado por Abimelec. La revuelta, sin embargo, era en contra de Gedeón, quien había derribado los ídolos de Baal, a los que adoraban los de Siquem. Gaal sugiere que sus orígenes se remontan a Amor, el príncipe heveo que construyó la ciudad. El hijo de Hamor era Siquem, cuyo nombre fue dado a la ciudad, Génesis 33:19. Jacob compró de Siquem una parcela de terreno.
Jueces 9:29. Así el Señor levantó a alguien con una disposición como la de Abimelec, para que Él pudiera juzgar a Abimelec. Este principio se ve expresado en la regla de oro en Mateo 7:12. Como Gaal no seguía al Señor, fue derrotado y asimismo fue engañado por cuanto él mismo era un engañador. Como Gaal traicionó a Abimelec, así también el gobernador de Siquem lo traicionó a él. La traición se auto propaga.
Jueces 9:30. El representante de Abimilec en Siquem era Zebul quien no perdió tiempo para que la información sobre Gaal llegara a oídos del rey. Por tanto, Zebul, el gobernador, fue el instrumento del Señor para llevar a cabo la destrucción de los hombres de Siquem, por medio de Abimelec.
Jueces 9:31. Él continuó con esto, avisando a Abimelec del plan de batalla, porque sabía las intenciones de Gaal.
Jueces 9:32. La intención era que Gaal saliera de mañana, sin saber que el ejército de Abimelec lo estaría esperando; él no estaría preparado para la batalla.
Jueces 9:33. Zebul estaba diciendo, en efecto, que Abimelec debía causar tanto daño como pudiera con este ataque sorpresa sobre las fuerzas de Gaal.
Jueces 9:34-41. Segundo día: La derrota de Gaal.
Jueces 9:34. Ahora Abimelec puso atención al consejo de Zebul y se preparó prudentemente para atacar al amanecer.
Jueces 9:35. En este relato se ve claramente que Gaal no estaba de ninguna manera anticipando la guerra.
Jueces 9:36. Aquí Gaal, que había actuado traicioneramente con Abimelec, ahora recibe la traición de otro.
Jueces 9:37. Ahora Gaal puede ver con más claridad y describe compañías que vienen en varias direcciones. La encina de los adivinos (que practicaban su brujería y a quien los habitantes de Siquem consultaban) estaba situada en la llanura de Meonenim.
“En medio de la tierra” era un punto prominente, posiblemente el monte Gerizim, al sur de la ciudad. El estratégico paso de Siquem, entre el monte Gerizim y el monte Ebal, estaba localizado en el centro de Canaán (Deuteronomio 11:29).
Jueces 9:38. Zebul, sabiendo que Abimelec había llegado, estaba con Gaal, ganando tiempo para que Abimelec ganara ímpetu para el ataque contra Gaal. Por el contexto de los comentarios de Zebul, podemos ver que Gaal era un conocido fanfarrón, quien ahora se enfrenta a la realidad de batallar contra fuerzas superiores.
Jueces 9:39-40. La movilización de las fuerzas de Siquem debió haber sido muy rápida y sin duda alguna, incompleta. Así, la batalla fue librada y los adversarios del malvado Abimelec fueron, sin duda, perjudicados en esta campaña. Dios usó a los malos para tratar con el malo.
Jueces 9:41. Abimelec estaba contento como para, literalmente, sentarse con su ejército en una aldea cercana, mientras que Zebul echó a Gaal y sus tropas mercenarias. Aruma era probablemente Jabal al Urma, un área montañosa al sudeste de la ciudad.
Jueces 9:42-49. Tercer día: El castigo a Siquem.
Jueces 9:42. Ahora, al día siguiente, la gente de Siquem salió, no a pelear, sino que se quedó a trabajar en el campo y fue dado aviso a Abimelec.
Jueces 9:43. Y cuando la gente de Siquem estaba totalmente desprevenida, Abimelec los atacó.
Jueces 9:44. Primero Abimelec tomó la puerta, impidiendo así que se refugiaran en la ciudad, para que los que estaban en el campo fueron muertos, no teniendo dónde refugiarse de las otras dos compañías. En otras palabras, Zebul no estaba siendo fiel a Gaal. Cuando Dios une a grupos traicioneros, tarde o temprano, se ensañarán unos contra otros. Hay que dejarlos en manos de Dios, Quien dice: “Mía es la venganza; yo pagaré”. Todos eran traidores; ninguno era sincero con el otro. El resultado fue que Abimelec luchó contra la ciudad.
Jueces 9:45. Volviéndose contra los que estaban en la ciudad, Abimelec luchó contra ellos y, finalmente, al término del día, finalizó con éxito tomando la ciudad. Sembrar de sal es un acto simbólico, que significa que la ciudad sería para siempre árida y estéril (Deuteronomio 29:23; Jeremías 17:6).
Jueces 9:46. Los que quedaron huyeron, buscando refugio en la casa de su dios pagano, no dudaron de su protección bajo su techo; pero todo fue en vano. Berit (“Dios del pacto”) es equivalente a “Baal-berit”.
Jueces 9:47-48. Había un área espesa de árboles llamada monte Salmón en las proximidades de Siquem, a la cual Abimelec y la gente fueron para cortar algunas ramas. Esto lo hicieron rápidamente para que los hombres de Siquem, que estaban en la torre, no trataran de escaparse.
Jueces 9:49. Así trajo Dios, por medio de Abimelec, el juicio sobre los que habían participado en la matanza de los hijos de Gedeón.
Abimelec se sienta en el trono que su padre rechazó. Pero, ¿cuánto dura esta gloria? Permanece sólo tres años y ve que la zarza se marchita y quema. La prosperidad del impío es breve y frágil. Los hombres de Siquem fueron diezmados no por otra mano que la de Abimelec. Los que lo elevaron injustamente al trono, son los primeros en sentir el peso de su cetro.
Jueces 9:50-57. La muerte de Abimelec (“…verdad e integridad…” mantenida)
Jueces 9:50. Tebes era una pequeña ciudad a unos veinte kilómetros al norte de Siquem. Aparentemente, ellos se habían aliado con los hombres de Siquem y se escondieron en su torre para protegerse.
Jueces 9:51. El plan de ataque contra esas torres era llegar hasta la puerta de la torre, la cual estaba hecha de madera. Los defensores naturalmente harían todo lo posible desde arriba, tirando piedras y cosas similares, también lanzando una lluvia de flechas sobre los atacantes para impedirles llegar hasta la puerta. Como Abimelec había llevado a cabo el juicio de Dios en la torre de Siquem, pensó que iba a hacer lo mismo aquí.
Jueces 9:53. Abimelec, no habiendo tomado la precaución de llevar un escudo para proteger su cabeza, fue alcanzado y herido de muerte por este pesado pedazo de piedra. Él debió haber visto a la mujer tirándole esta piedra debido a sus subsiguientes comentarios.
Jueces 9:54. Para un guerrero, especialmente un rey guerrero, era deshonroso morir en batalla en manos de una mujer. Tanto Sísara, en los días de Débora, como Abimelec, debido a su maldad, fueron muertos en manos de mujeres para añadir así un insulto al mal que habían recibido.
Jueces 9:55. Ahora que su líder estaba muerto, los hombres de Israel volvieron a su casa. Su causa, la cual había sido establecer el reino bajo la mano de Abimelec, había cesado con su muerte. Es muy importante para nosotros no tener nuestras causas arraigadas en la visión de un hombre, ya que terminarían con su muerte. En vez de esto, tengamos nuestras causas firmemente arraigadas en Dios y en Su propósito, el cual es eterno y continúa de generación en generación.
Jueces 9:56-57. “Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre.” La historia confirma que lo que el hombre siembra eso también segará. De esta manera, Abimelec está en la línea de Hamán y Joab, quienes intentaron matar o mataron a los justos y, por consiguiente, pagaron la pena suprema por sus malas obras.
Una retribución merecida
El mal persigue a los pecadores y, a veces, los supera cuando no sólo están tranquilos, sino triunfantes. Aunque la maldad pueda prosperar por un tiempo, no prosperará para siempre.
Con la muerte de Abimelec la guerra termina. Sus milicianos israelitas regresan a sus hogares. La causa del conflicto y derramamiento de tanta sangre ha sido la búsqueda del poder, al estilo cananeo, por un hombre y una ciudad.
En medio de la violencia e injusticia Dios estaba efectuando justicia. Hizo caer sobre las cabezas de Abimelec y los siquemitas la retribución que merecían. Aunque Israel se había entregado al paganismo, el Dios verdadero seguía obrando soberanamente en medio de ellos. Los castigó por medio de su propio pecado. Los asesinos sufrieron una muerte violenta y los idólatras cayeron bajo la maldición divina.
En las generaciones posteriores, especialmente en el reino del norte, los israelitas encontrarían en esta historia una explicación de la obra de Dios en medio del caos religioso, ético, social y político de sus propios tiempos. La misma explicación tiene vigencia todavía en el mundo convulsionado de hoy.
Abimelec da solemnes lecciones a todos los que aspiran a algo que Dios no les ha dado.
- Abimelec no luchó legalmente.
- Por traicionar a otros, Abimelec fue también traicionado.
- Como él había matado a otros, su vida fue también cortada rápidamente muriendo vergonzosamente.
- Si alguna vez ha habido alguien en las Escrituras que muestre los frutos y el juicio de la envidia, este es Abimelec.
- Si no hubiera sido por la lascivia de la pasión descontrolada de un padre, nunca hubiera nacido.
Demostrar lealtad o fidelidad hacia los líderes del pasado no quiere decir que todas las cosas deben hacerse exactamente como alguien más lo hizo. Únicamente quiere decir, que los mismos principios pueden ser aplicados, aún si hubiese un llamado a una acción diferente. Coronar a Abimelec como rey no fue algo que armonizó con los principios claras que Gedeón proveyó para la vida de Israel, él dijo:
“No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará; Jehová señoreará sobre vosotros” (Jueces 8:23).
Demostrar lealtad hacia Gedeón mediante su fidelidad a este principio también hubiera significado recordar a Dios. Israel falló en ambas cuentas. Por lo tanto, la maldición, simbolizada por fuego, sería una fidelidad mutua entre los dos socios. Israel y Abimelec, fueron infieles hacia Gedeón y hacia Dios.
Unas preguntas para considerar
- ¿Quién era Abimelec? ¿Fue él uno de los Jueces de Israel enviados por el Señor?
- ¿Cómo efectuó su usurpación?
- Analícese la escena de Abimelec y Siquem.
- ¿Por quién y cómo vino una protesta contra el pecado?
- ¿Era fábula o parábola la ilustración de Jotam?
- ¿Cuál es la distinción entre ellas?
- ¿Cuáles son las grandes lecciones de la fábula de Jotam?
- ¿Cómo aplicó Jotam su parábola?
- Cítese prueba o evidencia de que la parábola era inspirada.
- ¿Cuántos de los hijos de Jerubaal (Gedeon) hizo Abimelec matar? (v. 5)
- ¿Cómo murieron los ciudadanos de Siquem? (v. 49)
- Cómo murió Abimelec? (53-54)