Vienen las calamidades

Job 1:13-22 Las primeras calamidades

Los hijos y las hijas de Job, totalmente desconocedores de la conversación que ha tenido lugar, están disfrutando de un banquete que, al parecer, era una costumbre en que solían turnarse para celebrar la fiesta (Job 1:4).
Cuatro mensajeros se acercan a Job, anunciándole igualmente cuatro tragedias. Los desastres (dos naturales y dos causados por seres humanos) proceden de los cuatro puntos cardinales:

Vemos a Job tan abrumado por las calamidades que no tiene tiempo de recobrarse de una antes de que llegue el próximo mensajero.
La reacción de Job (Job 1:21-22) no es echar la culpa ni a sus enemigos ni a las fuerzas de la naturaleza (“el Señor quitó”), ni olvidar las bendiciones de Dios (“el Señor dio”). Job reconoce que aquella pérdida tan dolorosa no era diferente de su nacimiento y su muerte. Job alaba a Jehová. La devoción es posible sin recibir un céntimo a cambio. El hombre puede ser fiel a su Dios sin considerar las bendiciones que Este pueda concederle. La pureza y sinceridad del culto de Job en los momentos de extrema desesperación y perdida de bienes justifican las palabras de Dios en Job 1:1.
 

Punto de reflexión

¿Es verdad que soportamos la adversidad con adoración, reverencia y culto?
 

Job 2:7-10 Más calamidades

Mientras que la primera prueba acabó con los bienes y la familia de Job, en esta segunda se ve seriamente afectada su salud.

Escriba los síntomas del sufrimiento físico de Job
2:7
2:8
2:12
3:24
3:24-25
7:5
9:18
16:16
19:17
19:20
30:17
30:27
30:30

Los efectos y consecuencias de este segundo ataque incluyen tres cosas:

  • el aislamiento y separación de Job de la ciudad,
  • la tentación de su mujer, y
  • su sumisión a Dios.

La humillación de Job aparece implícita en su cambio de forma de vida: de ser un hombre rico y disfrutar de la comodidad pasa a estar sentado entre las cenizas rascándose las llagas, que cubren todo su cuerpo, de pies a cabeza (Job 2:7); Job sufre por la muerte de sus hijos en Job 1:19 y como veremos en Job 3, está a punto de caer en la depresión.
Hay que pensar en la esposa de Job. ¡Ella también perdió sus diez hijos (Job 1:19)! La esposa de Job debe haberse sentido víctima de la lealtad de su marido, porque el resultado de toda la piedad de él ha sido exclusivamente para quitarle a sus hijos, su posición social y sus medios de vida. La situación desesperada de Job lleva a su esposa a exclamar:

“¿Aún te mantienes en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!” (Job 2:9).

¿Cómo debemos interpretar estas palabras? ¿Es otro intento de poner a prueba a Job? ¿Se trata únicamente de la propia miseria de la mujer (que está sufriendo y se siente totalmente impotente)? ¿Se trata de una compasión genuina que Job deje de sufrir? ¿Está realmente enfadada con Dios? Algunos expositores consideran la frase de la mujer como de compasión, como si ella prefiriera una muerte repentina de su esposo antes de verlo padecer una larga enfermedad.
La respuesta de Job a su esposa es que Dios tiene la libertad de enviar “el bien y el mal” ya que da y también quita (Job 1:21). No es ésta una resignación fatalista a la voluntad de un Dios imposible de conocer, sino una especie de confianza de que Dios sabe lo que está haciendo. Al decir que “Job no pecó con sus labios” (Job 2:10), el relator no quiere significar que pecara en lo que pensaba; quiere decir que ha desvirtuado el argumento de “el satán” de que pecaría con sus labios maldiciendo a Dios si era atacado físicamente (Job 2:5).
Vemos al hombre físicamente desposeído; mentalmente incomprendido, y por lo tanto, espiritualmente luchando, y buscando a tientas una solución acerca de Dios que estaba procediendo con él de maneras misteriosas. En este libro, en este drama de la vida de Job, se hace frente a ese gran hecho; un hombre que sufre pero no por causa de su mal.

Sufrimiento Referencia en el libro de Job
Físico 7:4-5
Emocional 6:2-4
Social 30:1, 9, 10
Intimo 19:17
Espiritual 23:8-13; 30:19-22

Punto de reflexión

Tres nociones de inmensa importancia aparecen en el Antiguo Testamento y ellas serán el camino para una mejor comprensión de la Providencia divina. Son ellas: la idea de justicia divina, la de retribución, la del dolor.
¿Buscamos ejemplos de la Justicia de Dios? Jehová elige a Israel entre todos los pueblos (Éxodo 19:5) y firma con él una alianza (Génesis 18:17; Éxodo 24:8). Esta alianza trae consigo una protección especial de Dios. De allí que las victorias del pueblo, mediante el auxilio divino, sean llamadas actos de justicia…
 
¿Buscamos ejemplos de la retribución?
 
¿Buscamos ejemplos del dolor?

Continue leyendo:
Entran los “amigos”