Prefacio

Salutación
Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre y guardados en Jesucristo: 2Misericordia, paz y amor os sean multiplicados.
Falsas doctrinas y falsos maestros (2 P 2.1–17)
Amados, por el gran deseo que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros para exhortaros a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos, porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
Quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. Y a los ángeles que no guardaron
su dignidad, sino que abandonaron su propio hogar, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día. También Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra la naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.
No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de los poderes superiores. Pero cuando el arcángel Miguel luchaba con el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: «El Señor te reprenda». Pero estos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales.
¡Ay de ellos!, porque han seguido el camino de Caín, se lanzaron por lucro en el error de Balaam y perecieron en la contradicción de Coré. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo sin vergüenza alguna con vosotros, se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados. Son fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: «Vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él». Estos son murmuradores, quejumbrosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.
Amonestaciones y exhortaciones
Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; 18los que os decían: «En el último tiempo habrá burladores que andarán según sus malvados deseos». Estos son los que causan divisiones, viven sensualmente y no tienen al Espíritu.
Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
A algunos que dudan, convencedlos. A otros, salvadlos arrebatándolos del fuego; y de otros, tened misericordia con temor, desechando aun la ropa contaminada por su carne.
Doxología
A aquel que es poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría
 

Prefacio

En “El Compañero de la Biblia”, Tabla de lecturas diarias de las Sagradas Escrituras, se encuentra una exhortación importante. El Hermano Roberts, en el prefacio, nos alienta a leer las Escrituras cada día para que la mente asimile las ideas y los principios divinos que se manifiestan en la Palabra de Dios. Sin esa Palabra, la mente humana retrocede a su vacío original. Por eso, los Cristadelfianos, en todas partes del mundo, leen metódicamente tres segmentos diarios de la Biblia, pasando por el Antiguo Testamento una vez y por el Nuevo Testamento dos veces en el transcurso de un año.
Las ventajas de esta forma de leer la Biblia diligentemente son obvias siempre y cuando estemos en la compañía de los verdaderos creyentes comprometidos en la lectura diaria de la Palabra de Dios. Una característica excelente que se nota durante las discusiones de los temas de la Biblia es la relación que se hace entre una parte de las Escrituras con otra. A menudo uno oye la pregunta: “¿Dónde he leído esto?” o “¿Qué me recuerda esto?” Hoy en día usamos el término “ecos”. Es decir: “Buscamos ecos en la Biblia.” Esto, como un principio de nuestra manera de estudiar, nos ayuda a entender mejor las grandes enseñanzas y doctrinas de nuestro Dios Omnipotente.
Cada vez que leo “La Epístola de Judas” tengo que admitir que me vienen a la mente dos “ecos” de características diferentes. El uno se refiere a la interpretación bíblica y el otro a una experiencia particular. Me permito explicar.

  1. De la interpretación bíblica: En muchos comentarios bíblicos se leen explicaciones como “Esta carta pequeña nos da la información acerca de varios tópicos que no están en otros libros de la Biblia. Por ejemplo, contiene las enseñanzas acerca de la lucha entre Satanás y Miguel, sobre el cuerpo de Moisés y la profecía de Enoc.” Son declaraciones así porque su argumento principal es que “La Epístola de Judas” incluye muchas citas de los llamados “libros apócrifos y pseudoepígráficos”. En este ensayo admitimos que pueden tener razón.
    Por cierto, un hermano Cristadelfiano escribió sobre este tema . Sin embargo también, queremos poner en práctica el principio de los “ecos” durante este estudio para descubrir referencias bíblicas de los acontecimientos mencionados por Judas.
  2. Una experiencia particular: Cada vez que llego a la lectura de “La Epístola de Judas”, recuerdo una temporada de predicación del evangelio con hermanos africanos en la frontera de Tanzania con Kenia. Estuve acompañado por el Hermano David Dearden, un hermano mayor. Fuimos invitados a predicar durante un fin de semana sobre “La Epístola de Judas”. Los esfuerzos de mi hermano siempre están guardados en mi memoria. ¿Por qué? Porque su mensaje principal del libro, su exhortación a los hermanos, la confianza y el apoyo que recibimos de la Biblia vinieron de una frase que se encuentra en Judas 24:

“A aquel que es poderoso…”
Esta frase sirve una vez más para recordar lo que es el poder de Dios, inmenso y lleno de gracia, que actúa en nosotros:

“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos…a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades.” (Efesios 3:20-21)
William Rawson (España, agosto 2006)

 

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