Los Ángeles – Siervos de Dios

LOS ÁNGELES se mencionan más de trescientas veces en la Biblia. Pero muchas personas no saben mucho acerca de ellos. Popularmente se les representa como hombres con alas, vestidos de blanco, pero en realidad se tiene poca idea de su verdadera apariencia ni de lo que hacen. El propósito de este folleto es aprender más acerca de los ángeles para que podamos estar más conscientes de la manera en que Dios trabaja en el mundo y en la vida de cada uno de sus siervos.

La adoración de ángeles

Sin embargo, debemos tener cuidado para no perder la debida perspectiva en nuestra apreciación del tema. La curiosidad natural de las personas referente a estos seres les ha conducido a veces a concebir complicadas fantasías acerca de las jerarquías de los ángeles en el cielo, inventando nombres para ángeles que nunca se mencionan en la Biblia e historias ficticias acerca de ellos. Algunos incluso han llegado hasta el extremo de afirmar que han tenido visiones de ángeles.

Pablo advirtió a la iglesia contra esta clase de interés exagerado por los ángeles:

“Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.” (Colosenses 2:18-19)

Como dice Pablo, no debemos adorar a los ángeles. Juan menciona el ejemplo de un ángel que dijo lo mismo:

“Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.” (Apocalipsis 22:8-9)

Los ángeles efectúan la obra de Dios

Los ángeles han desempeñado una función importante en la revelación del propósito de Dios. A menudo han estado estrechamente involucrados en importantes acontecimientos relacionados con el plan divino para salvar al género humano y a la tierra. Por ejemplo:

  • El ángel Gabriel dijo a María que ella daría a luz al Cristo (Lucas 1:26-38);
    • un ángel también informó a los pastores acerca de su nacimiento (Lucas 2:8-14);
    • un ángel explicó a las mujeres que Jesús había resucitado (Mateo 28:2-7);
    • cuando Jesús subió al cielo, dos ángeles dijeron a los discípulos que Jesús vendría de nuevo de la misma manera en que lo habían visto partir (Hechos 1:11).

El nacimiento, resurrección, y regreso de Jesús están entre los acontecimientos más importantes en los tratos de Dios con la humanidad. Y los ángeles fueron escogidos para anunciar tales acontecimientos.

La apariencia de los ángeles

A menudo, los ángeles se manifiestan con aspecto de seres humanos. En Génesis 19:5 leemos que dos ángeles fueron a Sodoma y que esa misma noche los hombres de la ciudad rodearon la casa de Lot, lo llamaron y le preguntaron: “¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.” Obviamente pensaban que los ángeles eran hombres comunes y corrientes. Asimismo leemos:

“No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” (Hebreos 13:2)

Esto demuestra que aquellos ángeles solían manifestarse como seres humanos.

En forma similar, cuando los tres amigos de Daniel fueron echados en el horno de fuego y fueron salvados por un ángel, Nabucodonosor dijo: “He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego…” Nabucodonosor prosigue diciendo: “y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:25), pero obviamente su aspecto era al mismo tiempo el de un ser humano.

Algunas veces, como en el caso del ángel ya mencionado, los ángeles se muestran como seres humanos, pero con rostro brillante o ropa blanca, o algún otro atributo que los hace muy distintivos.

Al momento de la resurrección de Jesús, por ejemplo, el ángel que se aparece a las mujeres se describe de la siguiente manera:

“Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.” (Mateo 28:3).

Sin embargo, esta gloria no es propiedad exclusiva de los ángeles. Por ejemplo, la Biblia dice lo siguiente acerca de Moisés:

“…no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.” (Éxodo 34:29)

Y en el Nuevo Testamento, cuando Esteban vio a Cristo en el cielo a la diestra de Dios, aquellos que observaban a Esteban “vieron su rostro como el rostro de un ángel” (Hechos 6:15).

En Apocalipsis 19:8 se hace referencia a la esposa de Cristo —refiriéndose a aquellos creyentes que serán declarados fieles en el día del juicio—vestidos de “lino fino, limpio y resplandeciente.” De modo que no sólo los ángeles pueden tener un aspecto brillante.

Así como aparecen como hombres, ya sea que resplandezcan o no, algunas veces los ángeles se manifiestan de otra forma también.

En Éxodo, un ángel se apareció a Moisés “en una llama de fuego en medio de una zarza” (Éxodo 3:2).

Posteriormente, poco antes de cruzar el Mar Rojo, los israelitas vieron a un ángel en una columna de nube que brillaba por un lado e irradiaba oscuridad por el otro (Éxodo 14:19-20).

En verdad, los ángeles pueden elegir entre ser visibles o invisibles; hubo una ocasión en que una asna pudo ver a un ángel mientras el hombre Balaam, no lo veía (Números 22:21-30).

¿Tienen alas los ángeles?

Algunas personas pueden estarse preguntando de dónde proviene la descripción tradicional de ángeles con alas. La idea probablemente se originó en artistas que pintaban ángeles para decorar las iglesias.

La Biblia nunca dice que los ángeles tienen alas. En Daniel 9:21 leemos acerca de un ángel que vino “volando con presteza,” pero eso no necesariamente significa que tenía alas.

Por otro lado, la Biblia menciona seres llamados querubines, los cuales sí tienen alas (véase Ezequiel capítulos 1 y 10, donde se describen). Pero la Biblia nunca dice que los querubines son ángeles. Parece que son bestias simbólicas que representan la gloria de Dios. A diferencia de los ángeles, los querubines nunca se manifiestan físicamente sino solamente en visiones.

Otros seres celestiales que aparecen sólo en visiones son los serafines (Isaías 6:2, 6). Parecen tener la apariencia de serpientes con alas, pero una vez más son criaturas simbólicas que reflejan la gloria de Dios, y no aparecen en los relatos históricos de la Biblia.

¿Cuántos ángeles hay?

La única respuesta segura es: “muchos.” Jesús dijo:

“¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ” (Mateo 26:53)

Eso suma 72,000 ángeles. También en Daniel leemos que:

“Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.” (Daniel 7:10).

Como esto bien puede ser lenguaje poético, no necesariamente quiere decir que hay cien millones de ángeles! Sin embargo, sí sugiere inequívocamente que son muy numerosos.

La actividad de los ángeles

Los ángeles llevan el nombre de Dios

Por medio la Biblia sabemos que nadie ha visto ni puede ver a Dios (1 Timoteo 6:15, 16). No obstante, cuando se aparecieron tres ángeles a Abraham, el relato dice:

“Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.” (Génesis 18:1)

Y después de haber luchado con un ángel, su nieto Jacob pudo decir:

“Vi a Dios cara a cara.” (Génesis 32:30)

Cuando “el ángel de Jehová” habló a Moisés desde la zarza ardiente, se lee como si fuera Dios mismo:

“Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza” (Éxodo 3:4: compárese con el versículo 2)

Esto significa que Dios estaba actuando por medio del ángel, y que el mensaje dado por el ángel provenía de Dios. El ángel hablaba con la autoridad de Dios y en nombre de Dios, y es por esta razón que se le llama “Dios” o “Jehová” (pueden encontrarse otros ejemplos similares en Génesis 18:1-2, Génesis 16:7-13; Génesis 22:1, 11, 15-16; Jueces 6:11-24; Jueces 13:21-22).

Los ángeles se regocijan

Jesús dijo esto acerca de los ángeles:

“Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” (Lucas 15:10, compárese con el versículo 7)

De modo que los ángeles se regocijan cuando los pecadores se arrepienten. Ahora bien, si nos regocijamos por algo, tratamos de hacer que se realice; así también esperaríamos que los ángeles trataran de ayudar a la gente a que se arrepienta.

En Hechos 8:26 nos enteramos de cómo un ángel envió a Felipe a encontrarse con el etíope eunuco y cómo el hombre fue entonces bautizado. De la misma manera, en Hechos 10:3 se nos describe que un ángel le dijo a Cornelio que enviara por Pedro. Después Cornelio fue bautizado.

Los ángeles pueden también llamar a la gente a servir a Dios incluso antes de su nacimiento. El ángel Gabriel, que apareció a María antes de que naciera Jesús, también se había aparecido a Zacarías antes del nacimiento de Juan el Bautista (Lucas 1:11-20) Acontecimientos similares se mencionan en el Antiguo Testamento (Jueces 6:11-24 y capítulo 13).

Algunas veces la palabra de Dios fue revelada a los hombres por medio de ángeles. Esteban dice:

“Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;” (Hechos 7:38; compárese con el versículo 53).

Esto muestra que fue un ángel quien reveló la ley a Moisés.

Los ángeles también revelaron acontecimientos futuros a los profetas (véase Ezequiel 40:3; Daniel 8:16; Zacarías 1:9).

Sin embargo, los ángeles no revelaron la Biblia entera, porque Hebreos 2:2-3 explícitamente distingue entre la ley que dieron los ángeles con el evangelio que dio Jesús.

Fuerza y guía

Algunas veces los ángeles fortalecen y guían a aquellos que han elegido seguir a Dios. Se pueden dar muchos ejemplos. Abraham fue bendecido por un ángel porque había obedecido a Dios (Génesis 22:15-18). En forma similar, un ángel apoyó y guió a Jacob cuando su tío Labán y sus primos intentaron aprovecharse de él en Harán (Génesis 31:11-13) y el mismo Señor Jesucristo fue fortalecido por un ángel en el huerto de Getsemaní (Lucas 22:43).

Ángeles salvadores

Cuando es necesario, los ángeles pueden salvar a las personas de la muerte.

Un buen ejemplo de esto es la ocasión en la que Pedro fue encarcelado por orden del rey Herodes. Su vida corría mucho peligro, pero un ángel le ayudó a escapar de la cárcel (ver Hechos 12:6-11).

De una manera similar, dos ángeles salvaron a Lot y a sus hijas de la destrucción de Sodoma:

“Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.” (Génesis 19:15-16)

También en los días del profeta Ezequiel, a un ángel se le ordenó lo siguiente:

“Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.” (Ezequiel 9:4)

De modo que cuando se enviaron otros ángeles para que mataran sin piedad o compasión (v. 5), también se les debe haber ordenado no tocar a nadie que tuviera la marca en la frente. El primer ángel estaba identificando a los seguidores sinceros de Dios para que no fueran muertos por los demás ángeles.

Como lo muestran estos dos ejemplos, a los ángeles también se les ordena a veces a que destruyan a la gente impía y rebelde.

Ángeles destructores

En el incidente anteriormente mencionado en el cual se rescató a Lot, leemos cómo los ángeles destruyeron una ciudad entera. Génesis 19:13 expresa claramente que ellos mismos efectuarían la destrucción. Pero un poco más adelante, en el versículo 24, se nos dice que la destrucción la efectuó Jehová. Debemos entender esto en el sentido que Jehová destruyó la ciudad por medio de sus ángeles.

También, cuando el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud de Egipto, fueron ángeles los que hirieron a los egipcios con plagas hasta que el rey de Egipto aceptó liberar a los israelitas.

“Envió sobre ellos el ardor de su ira; Enojo, indignación y angustia, Un ejército de ángeles destructores.” (Salmos 78:49)

En algunas versiones antiguas de la Biblia esta frase se vierte “un ejército de ángeles malos,” la cual es una traducción exacta y literal, pero los ángeles sólo eran “malos” en el sentido que ellos causaron que el “mal”–es decir, las calamidades–cayera sobre los egipcios. Estos ángeles no eran espiritualmente “malos” en el sentido de ser rebeldes a la voluntad de Dios, sino siervos obedientes de Dios que ejecutaban su voluntad.

“Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres. Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano.” (2 Samuel 24:15-16)

En una ocasión posterior, cuando Jerusalén era amenazada por un ejército extranjero, leemos:

“Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.” (2 Reyes 19:35)

¿Ángeles buenos y malos?

Los “ángeles destructores” y los “ángeles salvadores” no son dos grupos o tipos diferentes de ángeles, sino que son los mismos ángeles que ejecutan la obra de Dios, cualquiera que sea, dependiendo de las órdenes del día. Como hemos visto, los ángeles destructores que hirieron a los egipcios eran al mismo tiempo “ángeles salvadores” para los israelitas.

Lo mismo se aplica a Apocalipsis 21:9, donde a un ángel que tenía una copa con las últimas plagas (las que mataban a la gente; ver Apocalipsis 16) se le pide que presente a Juan a la desposada, la esposa del Cordero, es decir, a la iglesia—una obra muy buena y positiva.

En la leyenda popular hay toda clase de tradiciones acerca de “ángeles malvados” y “ángeles caídos.” Pero en la Biblia no hay ni un solo ángel malo, sin excepción:

“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14)

Dios forma la luz y las tinieblas

Esto puede sorprender a muchos lectores debido a que las ideas acerca de “ángeles caídos” son tan extensamente diseminadas. Pero la Biblia nunca sostiene semejantes ideas, porque si los ángeles pueden rebelarse contra Dios, entonces él no es “Todopoderoso” como enseña la Biblia. Dios mismo ha refutado esta idea:

” …yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.” (Isaías 45:7)

También, como vimos en el caso del “ejército de ángeles malos” que Dios envió sobre Egipto y en el del ángel que castigaba a Israel en 2 Samuel 24:15, el mal que hacían estos ángeles pero no era maldad en el sentido de ser rebeldía o pecado.

La misma palabra “mal” se halla también en la conclusión del libro de Job, un hombre que experimentó más “mal” que ninguno otro:

“…y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él.”  (Job 42:11)

¿Acaso culpó Job a un ángel malvado por lo que le había acontecido? De ninguna manera; en cambio, reconoció que sus males vinieron de Dios, y sólo de Dios (Job 2:10).

Los ángeles en el juicio

De modo que si los ángeles pueden salvar y destruir, no nos debe extrañar que participen activamente en el juicio del día postrero. Jesús confirma esto cuando dice:

“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” (Mateo 24:31)

Ahora, este versículo tiene sólo menciona a aquellas personas que son halladas fieles y dignas de reinar con Jesús, pero también está esta otra afirmación:

“Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 13:41)

Esto demuestra que los ángeles también participarán en la destrucción de los malvados. Y hay otros pasajes más que muestran que los ángeles estarán con Jesús en el día del juicio.

Y finalmente, los ángeles alaban a Dios, junto con aquellos que son aprobados en el juicio.

“Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos.” (Salmos 148:1-2)

“¡Amén! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!” (Apocalipsis 7:12)

Iguales a los ángeles

Que los ángeles y los redimidos alaben juntos a Dios no es tan extraño como podría parecer, porque después del juicio, aquellas personas que hayan salido aprobadas serán “iguales a los ángeles”:

“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.” (Lucas 20: 34-36)

Este pasaje muestra que cuando los creyentes resuciten de entre los muertos y sean inmortalizados, serán similares a los ángeles algunos aspectos importantes.

También nos dice algo acerca de los ángeles mismos. Ellos no pueden casarse. Y si, como Jesús lo afirma, los ángeles no pueden morir, eso confirma que tampoco pueden pecar, porque la muerte se produce como resultado del pecado (Romanos 6:23).

¿Ángeles personales?

Ahora es el momento para preguntar: “¿Tenemos ángeles personales?” Desafortunadamente, la Biblia no deja esto en claro; sin embargo, parece probable que sí. Esta es la evidencia:

  1. En Génesis 48:16 Jacob parece reconocer que un ángel había estado con él durante toda su vida, ya que se refiere al “ángel que me ha rescatado de todo mal.”
  2. Parece que los primeros creyentes creían en ángeles personales. Cuando Pedro escapó de la cárcel y llegó de noche a la casa de María madre de Juan, los otros discípulos lo confundieron con su ángel personal, diciendo: “¡Es su ángel!” (Hechos 12:15)
  3. Finalmente, cuando Jesús habló acerca de los niños, se refirió a que “sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:10).

De modo que aunque estos pasajes no son concluyentes, parece probable que cada siervo de Dios tiene un ángel designado para cuidarlo personalmente.

En todo caso, podemos estar seguros que los ángeles están observándonos:

“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende.” (Salmos 34:7)

Conclusión

Hasta este punto hemos estado considerando a los ángeles, pero quizás sea conveniente que terminemos examinándonos a nosotros mismos. Se ha dicho acerca de los ángeles: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14).

Pero, ¿se puede decir lo mismo de cada uno de nosotros?

Vimos como un ángel se describió a si mismo como “consiervo tuyo”; un mero siervo de Dios, similar a Juan y los demás creyentes verdaderos. Hemos visto qué tan íntegramente los ángeles obedecen y sirven a Dios. Entonce, esfuércese al máximo cada uno de nosotros para hacer lo mismo:

“Adora al Señor tu Dios, y sírvele solamente a él.” (Lucas 4:8)

Porque si lo hacemos, por increíble que pueda parecernos, un día seremos hechos “iguales a los ángeles” y gobernaremos la tierra con Jesús cuando venga en su reino.

Ian Budden